
La formación de profesionales de nivel superior en el campo de la Historia se inició en Venezuela con la creación del Departamento de Ciencias Sociales del Instituto pedagógico Nacional –Núcleo de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador- en 1939. En la década de los años cuarenta los estudios de Historia contaron con profesores que ya entonces eran una referencia intelectual sobresaliente y que hoy son nombres de excepcional valor en la cultura hispana y venezolana, Mariano Picón Salas, Juan David García Bacca, Domingo Casanova, Eugenio Imaz, Miguel Acosta Saignes, Mario Briceño Irragorry, Augusto Mijares, Joaquín Gabaldón Márquez, Pascual Venegas Filardo, Federica de Ritter, Arístides Calvani, Eduardo Crema, entre otros.
En 1953, la Ley de Universidades Nacionales en su artículo 13 introdujo cambios significativos que dieron a la Facultad de Filosofía y Letras una configuración organizativa y una nueva orientación a los estudios humanísticos. Surgió así la Facultad de Humanidades y Educación con sus Secciones de Filosofía, Letras, Historia, Educación, Biblioteconomía y Periodismo.
En 1958, al reorganizarse la Universidad Central, después de la dictadura perezjimenista, el 2 de septiembre de 1958, la Sección Historia se convirtió en la Escuela de Historia, siendo su primer Director el Dr. J.M. Siso Martínez. Se inició así la formación de profesionales en Historia. El pensum de estudio de la Escuela de Historia en este período enfatiza la noción tradicional de adquisición de información histórica, a fin de capacitar a los egresados para la función transmisora de conocimientos. Aunque no exactamente descuidados, los aspectos metodológicos de la formación, conducentes a la creación de conocimientos, recibían una atención menos destacada.
En 1969 el movimientos de la renovación universitaria generó en la Escuela de Historia un movimiento crítico que pretendió corregir esa orientación y propuso la revisión del Pensum de la Escuela que tenía 10 años de vigencia. Las Jornadas de discusión, con una gran participación de estudiantes y profesores, en medio de una atmósfera de intenso intercambio de ideas, tuvieron como resultado la aprobación de un nuevo Pensum que intentaba ser expresión de una concepción actualizada de los estudios históricos. Esa nueva concepción quedaba resumida en la reformulación del objetivo de los estudios que debía ser, según la experiencia acogida, la de formar un “científico social integral”. Por tal se entendía un especialista formado, y no sólo informado, en el dominio de las herramientas de investigación que le permitiera estudiar la historia en su compleja totalidad. El nuevo Plan de Estudios, por lo tanto hizo énfasis en las materias instrumentales que debían desarrollar un investigador dotado de las capacidades necesarias para tal fin.
El Plan de Estudios que entró en vigencia en 1971, fue sometido a algunos ajustes en 1978. Actualmente está en proceso una revisión curricular que tiene por finalidad adecuar los estudios a las exigencias de los avances de la disciplina de los cambios tecnológicos y de la realidad nacional.
A mas de cincuenta años de fundada, la Escuela de Historia Puede ofrecer como saldo de su actividad una obra de destacada proyección. En sus aulas se han formado historiadores venezolanos que han tenido significativa labor profesional en las últimas décadas. Sus egresados se incorporan, en forma creciente, a las diversas actividades de investigación, planificación y administración de proyectos públicos y en actividades similares en el sector privado.
La labor de investigación realizada por profesores y estudiantes, suma en su conjunto, un cuerpo de reflexión histórica quizá único en los anales del país, por su densidad reflexiva, amplitud emética y de enfoques. Así como por la cuantía y calidad de los trabajos elaborados. Esta actividad sostenida ha permitido que la Escuela de Historia sea reconocida como una de las principales y más prestigiosas existentes en América Latina.
